En anteriores artículos he escrito sobre la autenticidad y sobre las máscaras que nos ponemos para adaptarnos al entorno.
Poder ser nosotros mismos sin tener que sucumbir a las expectativas del entorno es algo que, reconozcámoslo, todos deseamos.
¿Pero cuáles son los enemigos de la autenticidad?, ¿Qué es lo que nos impide mostrar nuestro yo auténtico? ¿En nuestra imagen externa y en nuestras relaciones sociales y profesionales?.
Voy a hablar aquí sobre algunos de los enemigos de la autenticidad.
Perfeccionismo
Querer ser o hacer las cosas de forma perfecta es ir en busca de una quimera. Nadie es siempre y a todas horas perfecto@.
Vergüenza
Miedo a mostrar una parte de nosotros que no nos gusta.
Necesidad imperiosa de pertenecer
Sacrificar quien realmente somos y crear una identidad falsa, máscara/s para encajar.
Encajar en las expectativas sociales
Doblegarnos a demandas sociales que responden a los intereses de otras personas y que nos despersonalizan.

¿Cuáles son los antídotos?
Autoconocimiento. Una visión amplia y sincera de quienes y cómo somos.
Aceptación de quienes y cómo somos.
Valentía para, a pesar de los condicionantes sociales, permitirnos ser nosotros mismos y expresarnos como tal.
Conciencia. Ser consciente de las influencias y exigencias de nuestra sociedad y saber distanciarse para tomar perspectiva.
“En una sociedad en la que se te pide que te pongas el/la último@, el amor a uno mismo y la auto aceptación son conceptos revolucionarios”. Brené Brown.
La autenticidad es la práctica diaria de ir abandonando quien se supone que debemos ser e ir abrazando quien realmente somos.

La autenticidad está relacionada con conceptos como:
Vulnerabilidad. Tener el coraje de aceptar que somos humanos y que .
Conexión. Pertenecer requiere que seamos quienes somos realmente.
Para poder sentir paz interior y estar a gusto con nosotros mismos, es necesario aceptar nuestro cuerpo, nuestra personalidad, nuestras fortalezas, debilidades, todo nuestro ser para poder estirarnos hacia los demás y crear relaciones sanas, enriquecedoras.
Y también para pertenecer a círculos personales y sociales que nos permitan sentirnos plen@s y en consonancia con nuestro ser auténtico.
